En los primeros 9 meses del gobierno de Claudia Sheinbaum, la situación de Pemex empeora cada día más. Las deudas aumentan, la producción se derrumba, los proveedores amenazan con parar operaciones y por si fuera poco, la llegada de Trump a la Casa Blanca ha provocado que Arabia Saudita busque inundar el mercado petrolero mundial bajando los precios internacionales del crudo.
En el mes de mayo, la mayor empresa mexicana por ventas reportó una nueva caída de su extracción de petróleo, llegando a 1.34 millones de barriles diarios. Si sumamos el gas, llega a un equivalente de 1.6 millones de barriles diarios. Estas cifras no se habían visto en los últimos 30 años.
Es importante recordar por un lado que la extracción de crudo depende de los yacimientos con los que se cuenta, ya que se trata de un producto finito, conforme se va sacando el petróleo, el yacimiento se agota y México no ha encontrado grandes depósitos en los últimos 15 años. En 2010 con Felipe Calderón, México extraía 3.4 millones de barriles diarios (mbd), con Peña Nieto en 2018 esa cifra ya había bajado a 1.8 mbd y en 6 años de López Obrador, al no invertir en nuevas subastas petroleras para que otras empresas pudieran explorar en aguas profundas, la extracción siguió bajando hasta los 1.3 mbd actuales.
En el caso de refinación, de cada litro de petróleo se obtienen 350 mililitros de gasolina, por lo que para surtir los 900,000 barriles diarios de gasolina que consume el país, se requiere extraer 2.5 mbd de petróleo diarios y México está muy lejos de esa meta. No importa el discurso de las mañaneras, México no puede ser autosuficiente en refinación, si primero no incrementa la explotación de crudo.
Por si fuera poco, las deudas financieras ahogan a la empresa. Debe 2 billones de pesos a sus acreedores, lo que le genera un pago de intereses anual cercano a los 200,000 millones de pesos. En las últimas semanas se ha discutido la posibilidad de que el gobierno absorba parte de esa deuda, pero si lo hace, muy probablemente las calificadoras podrían reducir la calificación de la deuda soberana.
La mejor opción financiera que tiene Pemex es tomar decisiones difíciles y cerrar 3 o 4 de las 6 refinerías que tiene Pemex y que le generan 400,000 millones de pesos de pérdidas cada año. Cada litro de gasolina que refina Pemex le cuesta entre 16 y 18 pesos, pero debe venderlo en 14 pesos, por lo que en cada litro que refina, pierde dinero. Las refinerías nacionales no pueden competir con las de Estados Unidos, porque son instalaciones viejas con exceso de personal. La mejor opción es cerrar 3 o 4. En Estados Unidos hay exceso de oferta de refinación y la gasolina podría importarse sin mayor problema, mientras México acelera su transición energética hacia un transporte eléctrico limpio.
Las crisis obligan a tomar decisiones difíciles. Este momento ha llegado en Pemex.
Carlos López Jones, es Director de Consultoría Empresarial en Tendencias Económicas y Financieras
Columnista, conferencista y colaborador en radio y TV en temas especializados de economía y finanzas
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