Villa, se encuentra en todas partes y en ninguna: la Expedición Punitiva.
Después de la invasión de Pancho Villa a Columbus Nuevo México el 9 de marzo de 1916, el gobierno estadounidense no se quedó quieto ante semejante agresión.
La afrenta debía ser vengada, no podía quedarse así, por lo que Woodrow Wilson, el 28° presidente estadounidense, después de consultar al comandante general del Departamento del Sur, Frederick Funston, ordenó perseguir a Pancho Villa hasta lograr detenerlo o matarlo.
Así que a horas de la invasión por el revolucionario y después de varias consultas se designó a John Joseph Pershing, también conocido por su apodo de Black Jack, y quien fue mentor de militares tan renombrados de la Segunda Guerra Mundial como lo fueron George Marshall, Dwight D. Eisenhower, Omar Bradley y George Patton.
Lo irónico de la situación es que Pershing se decía admirador y amigo de Villa.[1]
Carranza ante las amenazas emitidas por parte del presidente estadounidense, ordenó una reunión de su gabinete para tratar de evitar la intervención norteamericana. Aunque las protestas quedaron sólo en eso, ya que la columna de militares estadounidenses penetró en suelo mexicano; pero, también es cierto que el gobierno del coahuilense, no hizo mucho más para impedirlo, pues en realidad si Pershing lograba su objetivo, Carranza eliminaba un enemigo de su camino, que él consideraba un obstáculo para establecer la paz en México de acuerdo con su visión.
El permiso tácito de Carranza para la entrada de las tropas norteamericanas se amparó legalmente en los convenios que ambas naciones firmaron en la década de 1880 para perseguir bandidos en la frontera.[2] Aún así, el presidente constitucionalista temiendo una invasión a todo el territorio, se preparó en caso de una conflagración de mayores proporciones.
Sin embargo, Pershing el 15 de marzo de 1916 cruzó la frontera septentrional mexicana con diez mil hombres para atrapar al bandido llamado Pancho Villa. Por más de diez meses, los norteamericanos recorrieron y persiguieron todo indicio del bandido duranguense, y, tuvieron cuidado de no tener enfrentamientos con las huestes federales ya que se podría considerar una provocación para la guerra entre los dos países.
Pershing flanqueó las vías del ferrocarril, ya que por este medio de transporte Villa se movía; empero, la aprehensión del bandido era un propósito complejo de lograr pues los mismos mexicanos que se sentían vulnerados ante la expedición norteamericana, cooperaban para dificultar la búsqueda, así que tenían tácticas frente al invasor como:
[Negarse] a vender forrajes y provisiones a pesar de que eran pagados a precios excesivos; los guías extraviaban las columnas y en algunas poblaciones, las fuerzas americanas eran recibidas al grito de ¡Viva Villa![3]
Aún con el despliegue norteamericano, Pancho Villa siempre tuvo ventaja de conocer el territorio y así estuvo a salto de mata, dice Krauze que “conocía el campo como el campo lo conocía.”[4] Así que la Expedición Punitiva siempre estuvo en desventaja frente al bandolero.
En mayo de 1916, Carranza envío a su secretario de Guerra y Marina, Álvaro Obregón, a entrevistarse con Funston con la finalidad de acabar la persecución norteamericana. El gobierno mexicano amenazó a los estadounidenses con cortar los suministros y ante tal advertencia se le ordenó a Pershing que se retirase.
Sin embargo, las tropas de nuestro vecino se mantuvieron en territorio nacional. Poco tiempo después que se establecieran negociaciones entre los dos gobiernos en la denominada Alta Comisión Conjunta. En total tuvieron 52 sesiones en New London, Connecticut, sin llegar a ningún resultado.
Pero, el 18 de enero de 1917 se ordenó finalmente a Pershing y a todas las tropas estadounidenses que estaban en suelo mexicano regresar a su país, a partir del 28 de enero.
Villa nunca fue atrapado a pesar de las múltiples recompensas que se ofrecieron por su cabeza, mismas que llegaron a la suma de 100,000 dólares, una fortuna de aquélla época, y moriría asesinado el 20 de julio de 1923 en Parral, Chihuahua, pero eso lo platicaremos en otra entrega de Historia sin Filtros.
Erika Adán Morales
Profesora de la Facultad de Filosofía y Letras
[1] Con el objetivo de perseguir y capturar a Francisco Villa, el gobierno norteamericano decide enviar una expedición punitiva a México. [https://www.memoriapoliticademexico.org/Efemerides/3/10031916.html ]
[2] Mario Ramírez Rancaño, ““Carranza y el ajuste de cuentas” en La reacción mexicana y su exilio durante la Revolución de 1910, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, Instituto de Investigaciones Sociales/Miguel Ángel Porrúa, 2002, pp. 191-212.
[3] Con el objetivo…, Op. Cit.
[4] Enrique Krauze, Biografía del poder: Francisco Villa, México, Salvat, p. 94.